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LA PRIMERA “CELEBRITY ESCORT” PORNO Y SU TRISTE HISTORIA

Las “Lucknow escorts” son famosas, y con justa razón. Pero nunca como ella. Nació con el nombre de Linda Susan Boreman el 10 de enero de 1949 en Bronx, Nueva York. Nadie sospechaba que sería una celebrity escort y primera estrella porno global. Era hija de un policía abandonico y una madre muy violenta y ultra religiosa. Su infancia fue una seguidilla de maltratos, insultos, y bullying en el colegio.

De Nueva York se mudó a Florida con su familia. Allí, a los 19 años, quedó embarazada. Su madre dio al bebé en adopción cuando ella lo tuvo. Nunca supo que el documento que firmaba era la cesión de su hijo a otra familia. Esa situación traumática le dejó una herida insanable en su vida, según contó muchos años después, en su autobiografía.

Rápidamente, huyendo de ese calvario, se casó con Chuck Traynor, su primer marido. Era tanto fotógrafo, como dueño de un bar y proxeneta. A él le debe su carrera como actriz porno. Era un hombre relacionado con la industria de la pornografía, sórdida y vergonzante en aquellos años. Él hizo que se transformara en una escort; y luego en celebrity porno, la primera del mundo. Y gracias a ella y a su (única) película consagratoria, la industria de la pornografía cambio de cara.

De casi una escorts de Lucknow más, a celebridad global

Pero antes, este violento individuo la obligaba a tener sexo con otros por dinero y a punta de pistola, y la golpeaba a diario. Lo había conocido durante su recuperación de un accidente de tránsito que la dejó muy dañada. En pocos meses se casaron y se fueron a New York, por entonces capital del tráfico sexual más oscuro.

El productor y director Gerard Damiano la vio en una baratísima película porno de ocho milímetros, y la contrató para trabajar en una de las suyas, bastante más ambiciosas. Él la rebautizó como Linda Lovelace, y el resto es historia.

De su mano, protagonizó Garganta Profunda, la película que eliminó el estigma de la pornografía como cosa oculta y marginal, y debutó en los cines comerciales. Era sexo explícito, sí. Pero a diferencia de la mayoría de las producciones del género, tenía un guion, un argumento, locaciones varias y bastante humor. Acumuló récords de espectadores, de ventas en video y de permanencia en las pantallas.

Incluso grupos feministas la consideraron un estandarte, por mostrar a una mujer que se atrevía a disfrutar del sexo libremente y sin prejuicios, casi como las “lucknow escorts”.

El ocaso

Pero fue un “One shot”. Por mucho que quisieron seguir exprimiendo su imagen, nada más funcionó. Hizo otras películas, carentes por completo de éxito: por ejemplo, “Las confesiones de Linda Lovelace” (1974); “Garganta Profunda Parte II” (1974) “Linda Lovelace para presidente” (1975).

Se hartó de la industria, se separó de Traynor, se casó de nuevo, tuvo dos hijos e, instalada con nueva familia en la ciudad de Denver, anunció que se había reencontrado con Dios. Así se convirtió en una devota madre de clase media, denostando al porno como cualquier buena cristiana. Y con fundamentos, por haber vivido desde adentro esa industria, en la que rápidamente la motejaron de “desagradecida”.

El 3 de abril de 2002, ya habiendo asumido nuevamente su identidad como Linda Susan Boreman y renegando para siempre de Linda Lovelace, sufrió otro accidente automovilístico, pero no se recuperó de las heridas. Sin salir del coma, falleció el 22 de abril a los 53 años.

Su vida, sus testimonios sobre el maltrato y sobre la trastienda de la industria pornográfica, han sido revisitados. Lindsay Lohan interpretó a Linda Lovelace en la cinta “Inferno”. Luego Amanda Seyfried, se puso en su piel en la biopic “Lovelace”.